domingo, 26 de mayo de 2019

NADA ES LO QUE PARECE (Relato corto)





Nada es lo que parece y más cuando hablamos de amor, de parejas, de patrones de conducta, que impiden a las personas ser felices en cualquier tipo de relación, y que  impiden que el amor genuino, el que los unió en un principio pueda "brillar".Creo firmemente en el "amor", aún en los tiempos que corren. Creo que todo es posible cuando el amor es real y verdadero. Pero a veces el Ego se entre pone, bloqueando los comportamientos, los sentimientos y las expresiones. Por miedo a perder, por orgullo, e incluso la mayoría de veces por miedo a amar de verdad, porque hacerlo significa amar nuestra sombra, integrarla y siempre es el otro el que nos la muestra, y amándolo completamente, conseguimos sanar y ser libres. El otro es nuestro maestro, es el regalo oculto, que lleva intrínseco cada relación, aunque se presenten problemas y parezca que nada es posible, no es real. Y os dejo un ejemplo en este pequeño relato, para qué podáis ver como actúa el Ego:





NADA ES LO QUE PARECE

Helena y Manuel se conocieron de forma accidental aparentemente mientras acudían a una charla de crecimiento personal. Ambos querían mejorarse a sí mismos para tener una vida mejor. Pero el destino se cruzó en su camino, antes de realizar dicho cambio.

Nada más verse se sintieron atraídos el uno por el otro de una manera tan intensa que era imposible resistirse a ello. Realizaron el curso y al terminar decidieron seguir viéndose. Pasaron los días, los meses, y los años y cada vez estaban más unidos y compenetrados. 

Ambos sabían toda la teoría sobre como vivir un amor consciente, pero la convivencia en el tiempo, el día a día, el desgaste de confrontar tú propia sombra en el otro, comenzaba hacer estragos en la relación, a pesar que ambos sabían que se amaban.

Cansados de toda la semana trabajando, un tanto apáticos, decidieron quedar para verse e ir al cine. 
Manuel como de costumbre fue a recoger  a Helena, le apetecía mucho verla y a ella también verle a él.
Nada más verse se besaron pero no con demasiado euforia, para las ganas que tenían de verse, negando sus deseos internos, sin apenas darse cuenta.

De camino al cine en el coche, Manuel preguntó a Helena:

-¿Helena cariño, qué película quieres que veamos?

A lo que Helena contestó:

- Pues no sé...¿Una romántica con final feliz?

A lo que Manuel respondió:

- Jolines Helena siempre eliges lo mismo, qué aburrimiento.

Helena se sintió mal y muy triste al escuchar esa respuesta, en su interior sentía cierto rechazo por parte de Manuel hacía ella misma al escuchar la palabra "aburrimiento", conectando sin darse cuenta con memorias de la infancia, que le hicieron tomárselo como algo personal. Lo cual la hizo reaccionar y comenzaron una acalorada discusión de camino al cine. 


Pasado un tiempo consiguieron llegar al centro comercial, totalmente enfadados y con un semblante serio y desmotivado.
Se disponían a sacar las entradas, cuando de camino a la zona de taquillas, ambos se vieron sorprendidos por una máquina de éstas antigua de feria, que al pasar ellos se encendió de repente.



Sorprendidos por el hecho y con cierta curiosidad, se quedaron mirando la máquina sin saber muy bien qué hacer ante semejante sorpresa. Ante tal situación, Helena que era la más inquieta y curiosa de los dos, se atrevió a meter la mano. Para su sorpresa la máquina le devolvió un pequeño sobre con un mensaje dentro, este decía:

-¿Helena realmente te apetecía ir al cine?

Ella totalmente sorprendida y sin saber que decir invitó a Manuel a meter la mano, a ver que le decía a él, éste más tímido y recatado que  Helena, al final se animó y lo hizo, y recibió otro sobre con un mensaje dentro, que decía:

- ¿Manuel realmente te apetecía ir al cine?

Ambos se quedaron en silencio y sin decir nada, la pregunta fue tan inesperada y directa, que su mentes quedaron  paralizadas de inmediato sin saber que hacer. Pero Helena que es muy atrevida y bastante rebelde , especialista en preguntar, se animó de nuevo a meter la mano. A lo que la máquina devolvió otro sobre con otro mensaje, que decía:

-¿De qué querías  huir yendo al cine?

Más sorprendidos todavía y totalmente exhaustos, se miraron a los ojos, y decidieron sacar otro más y otro y otro... a lo que la máquina devolvió más mensajes como estos:

- ¿De qué tienes miedo?
- ¿Con quién te peleabas realmente?
- ¿Qué esperas que te solucione él o ella?
- ¿Qué bloquea tus sentimientos reales?
- ¿Qué te impide amar realmente?


Absortos y totalmente confundidos por los mensajes recibidos, se percataron que la hora de entrar al cine, se había pasado y ya no era posible ver ninguna película.En ese momento se hizo un silencio profundo y por unos instantes se paró el tiempo.
Caminaron un tanto desorientados, por el centro comercial sin saber muy bien que hacer, totalmente introspectivos, escuchando sus mentes y sus corazones.

Ambos escuchaban esas preguntas en lo más profundo de su ser, sin atreverse  a decir nada. Bloqueando totalmente el sentir del momento, tocados y hundidos por las respuestas que exigía la máquina.

Tras caminar durante al menos una hora, en absoluto silencio e introspección, Helena se atrevió a preguntar:

-¿Tú querías venir al cine Manuel?

 A lo que Manuel contesto:

- No realmente.

- ¿Y tú  Helena, querías venir?

- No realmente.

-¿Entonces? se dijeron ambos.

A lo que Helena contestó:

-Llevamos un tiempo muy distanciados y fríos el uno con el otro. Y yo sólo quería estar contigo, hablar de lo que está pasando, solucionarlo y hacer el amor hasta caer rendidos.

A lo que Manuel contestó:

-¿Entonces que ha pasado Helena , yo quería justo lo mismo que tú?

En este instante el tiempo se detuvo de nuevo y mirándose a los ojos profundamente, se dieron cuenta de que el paso del tiempo, el día a día, la rutina, las discusiones, los había hecho ir cerrándose `poco poco y eso había dado paso a desconectarse profundamente el uno del otro.Pasando la mayoría del tiempo en la mente y muy poco en el corazón.

Y esta situación a nivel interior les producía un miedo muy grande, que les impedía hablar del tema, por si el resultado era que ya no sentían lo mismo o que ese amor genuino y mágico del principio ya no estaba. Eso les hacía estar tirantes, asustados y atacar  al otro, sin darse cuenta.

Ambos reconocieron que eligieron ir al cine, sin tener ninguna gana, lo cual los hizo discutir por qué película querían ver, cuando en realidad estaban discutiendo consigo mismos, por no ser capaz de aceptar que estaban muertos de miedo, por la posibilidad, aunque fuera muy remota de perder al otro, de que la relación se rompiera, en definitiva, de tener que enfrentar la realidad y tener que aceptar quizá, que el sueño de crecer y sanarse juntos igual no estaba funcionando. 

Pero lo que no se estaban dando cuenta es que el destino de nuevo había tomado partida por ellos, y los estaba ayudando a salir de la crisis. El mismo destino que un día los unió, ahora venía en su busca para enseñarles como podían salvar su historia, como podían sanarse juntos.

Tan sólo tenían que escuchar a su corazón y menos a su mente. Dejando atrás el pasado, y la pequeña crisis. Debían de dar prioridad a su sentir, dejándolo salir, hablar del miedo sin  miedo, pues al aceptarlo y dejarlo ir, la situación se transformaba, se caían al suelo, las cadenas que impedían los abrazos, los besos y miles de caricias que quedaban a la espera cada madrugada.




Conforme hablaban y hablaban, se sentían de nuevo más cercanos,más enamorados ,más conectados y sin darse cuenta se descubrieron besándose. La mochila de sus miedos quedó en el suelo de aquel centro comercial para siempre. Ambos se prometieron que nunca más volverían a ocultarse lo que sentían, aunque no fuera lo que querrían sentir, comprendieron, que si aceptas lo que sientes aunque no te guste, lo dices, lo sueltas, la liberación del dolor es inmediata y no da paso al bloqueo.

Entendieron que parte de su sanación y pacto de almas, pasaba por aprender esa lección, sentir y dejar ir, para que no quede atrapado el sentimiento, bueno o malo, que más da, y tener que estar viajando continuamente al pasado para liberarlo, haciéndose mucho más daño.




Agradecidos a la vida, a su encuentro de hace ya más de seis años, se cogieron de la mano y prometieron no soltarse nunca más, pues juntos aprendían más rápido, aunque a veces doliera un poco, pero ya tenían la clave para superarlo y conseguirlo.

Al llegar al coche se besaron y ambos se preguntaron:

-¿Qué película quieres ver cariño?

A lo que al unísono contestaron:

- Una romántica con final feliz (ambos sonrieron), donde la pareja llegue a casa, después de un largo y sorprendente paseo por un centro comercial y hagan el amor como nunca lo hicieron, hasta el amanecer. TE AMO


Fin


Olga Bernal



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